Las financieras que trabajan con préstamos de 600 euros, una cantidad relativamente pequeña, saben que si alguien va a tomarse la molestia de solicitar un préstamo por esa cantidad, es porque la necesita con cierta urgencia. Por ello, prácticamente toda financiera que conceda préstamos de 600 euros estará acostumbrada a trabajar con cierta velocidad.
Algo similar ocurre con los requisitos, aunque no todas, la mayoría de instituciones trabajan con requisitos bajos que incluyen la posiblidad de pedir un préstamo de 600 euros sin nómina o estando en ASNEF. Dicho esto, tampoco se puede esperar obtener un préstamo de 600 euros a cambio de nada. Las empresas que conceden financiación quieren tener buenas razones para confiar en que se las va a devolver el dinero, así que como mínimo suelen pedir algunos requisitos.
A partir de ahí, algunas te pedirán un aval, otras que tengas nómina y otras nada más. Si buscas préstamos de 600 euros con características concretas, puedes visitar nuestras páginas de préstamos sin nómina y préstamos sin aval y ver en los listados qué entidades trabajan con 600 euros como cantidad.
Los préstamos de 600 euros son préstamos personales al consumo, lo que quiere decir que no te van a preguntar para qué vas a usarlo. Puede ser para un gasto médico, para una avería en casa o en el coche o para un simple capricho. Nosotros te recomendamos ser sensato y evitar endeudarte para pagar caprichos. En esos caso, lo mejor es ahorrar, pero si no puedes esperar, el mercado te da sus opciones.
La solicitud de un préstamo de 600 euros es relativamente sencilla. Generalmente, en los préstamos que encuentres en Compinero puedes hacer todo el trámite online. Los pasos a seguir con los siguientes:
Sí. Los prestamistas que veas que en nuestra lista tienen plazos de más de un mes, permiten devolver el dinero en varias cuotas mensuales.
Por ejemplo, Cofidis, MyKredit y Fidinda dan esta opción.
Primero, evalúa si esos 600 euros van a cubrir tus necesidades. Uno de los errores comunes al pedir dinero es no solicitar la cantidad adecuada. Si te quedas corto, tendrás que pedir otro préstamo y al tener uno ya en marcha, será más difícil o caro obtenerlo. Si 600 euros es demasiado, tendrás que pagar intereses por una parte del dinero que realmente no necesitabas.
A partir de ahí, debes pensar si es para una emergencia o algo que realmente necesitas, ¡entonces adelante! Pero si es para algún capricho como esa nueva consola de videojuegos, quizás deberías pensarlo dos veces.
Luego, analiza tus ingresos y gastos. Si tienes un colchón financiero y puedes permitirte pagar el préstamo sin problemas, ¡genial! Pero si ya estás apretado con tus cuentas, quizás te convenga buscar otras alternativas. La clave es que con la diferencia entre tus ingresos menos tus gastos debes ahorrar para devolver el dinero incluyendo los intereses.
Ahora, unos ejemplos: